Señor Godoy:
Permítame atender la amable inquietud de bah.
1. En primer lugar lo que tendríamos que fijar es qué entendemos por “sistema” o “modelo”, que es lo que está en cuestión y es lo que le quita el alma al mundo en la desesperación por mantenerlo. A mi entender, no hablamos solo de una estructura social, la cual conlleva matices entre tradición, costumbres y religión, por mencionar algunos, sino de una forma de organizar la economía, el modo de producción, como se decía en el antiguo lenguaje marxista.
2. Esta organización es llamada en todo el mundo Capitalismo, el cual consiste en la priorización del mercado como eje central en torno al cual se organizan las sociedades. Si fuese el Estado lo prioritario estaríamos ante el modelo comunista-socialista. De modo que el nombre correcto al llamado sistema o modelo sería Capitalismo, sin mayores ambages ni vergüenzas.
3. La pregunta es: pero si no fuera el Capitalismo ¿cuál sería entonces el centro o eje de la organización de una sociedad? Las propuestas a esto son muchas, pero la mayoría se resumen en dos: el estatismo, que ya hemos mencionado, y la Anarquía, que sería una forma superior de desarrollo humano en la cual ya no se requiere del control ajeno puesto que cada uno lo ejerce (y no como se dice vulgarmente que es el caos). Esta Anarquía se puede considerar, desde esta perspectiva, una utopía, pues no consta que la humanidad esté cerca de dicho estado de conciencia.
4. ¿Podría haber otra? Los expertos aseguran que los modos tradicionales (los aristocráticos) han sido ya superados y no se puede volver al pasado. ¿Esto cierra el debate? Creo que no. Pienso que el desarrollo del pensamiento filosófico no se ha estancado y que es posible aún encontrar nuevas fórmulas que desentrampen el maniqueísmo de “o Capitalismo o centralismo”. La humanidad ha vivido de muchas maneras (la más larga e importante de todas, el nomadismo) y dudo que se estanque y muera así como está. El futuro todavía nos reserva muchas sorpresas, buenas y desagradables.
5. Creo que lo que se puede hacer, como un proceso de transición, es ir eliminando gradualmente los errores clamorosos de la Sociedad de Mercado (o Capitalismo) y sobre esa base ir gestando una sociedad más armónica, tanto entre seres humanos como con la naturaleza. En ese sentido pienso que es válido rescatar las estructuras tradicionales para beber de sus fuentes y aplicar de ellas todo aquello que sea posible. Esto no significa dejar de lado la tecnología contemporánea sino más bien controlarla, medirla y no dejar que ésta se vuelva el amo del hombre.
6. Un ejemplo de esto es la actual crisis del Capitalismo: el desborde financiero y el descontrol de la explotación de la Tierra. Son dos fenómenos que actualmente preocupan a las inteligencias más capaces del planeta. Tanto en EEUU como en las reuniones de la NNUU sobre el cambio climático la pregunta es ¿cuál es el límite? ¿Hasta dónde se les puede permitir a los ricos que desborden su ambición y su competitividad cuando esto deviene en un perjuicio global?
7. Si la defensa del sistema o modelo implica no poner coto al suicidio de no impedir la “libertad” a los dueños del mundo para que continúen con sus afanes desmedidos definitivamente no estoy de acuerdo. El que no vea que por defender al Capitalismo con una vehemencia vargasllosiana (la del converso, aquel que fue comunista pero renegó de sus ideas y de su origen tercermundista) está dejando destruir a toda la raza humana y a la vida creo que es sencillamente un loco, un abstruso, un obcecado, un fanático autodestructivo incapaz de recapacitar y de darse cuenta de qué se trata esto de vivir.
8. De modo que la respuesta sería: conservar aquello que no sea dañino del Capitalismo pero cortar tajantemente con todos sus males, poniendo en su lugar valores que se encuentran en las culturas originales de los pueblos pero que se encuentran anuladas por un mal entendido modernismo (que no es otra cosa que una sumisión a la tecnología por parte de los seres vivos). Esto puede ser entendido, en un comienzo, como un “nacionalismo”, en el sentido que desglobaliza a los pueblos; pero si la desglobalización no es otra cosa que la liberación del dominio del poder económico mundial, pues bienvenido el término. No hay que olvidar que todo proceso de revolución, incluyendo la norteamericana, no es otra cosa que una independencia, un autodominio ejercido por lo poderes locales.
9. Sé que esto quizá no responde en toda la magnitud que usted quisiera, amigo, pero he hecho el intento. Muchas veces las cosas no se ven claras y definibles cuando están en caliente y es difícil predecir los hechos cuando aún no se han dado los primeros pasos. Quizá conforme avance el deseo de autodeterminación, cuando se concreten más los intentos de ser actores directos y no pasivos, los peruanos vayamos encontrando, en dichos actos, las raíces de lo que queremos. Mientras tanto solo nos sujetamos al vaivén de los poderes externos, a los precios que ellos quieran pagar por nuestro guano o nuestros metales. Todavía no somos adultos, haciendo un paralelo con el desarrollo sicológico humano. Estamos “bien” mientras ellos lo quieran; cuando nos bajen el dedo lloraremos sin saber por qué. Nuestras alegrías y nuestros llantos no nos pertenecen: son obra de otros.
10. Wikileaks nos deja muchas enseñanzas, entre ellas, que estamos siendo conducidos, digitados; que hay quienes piensan por nosotros y nos conducen a donde les conviene. Tal vez el primer paso sea empezar a pensar por nosotros mismos, a no confiar en el asesor que nos dice por dónde ir puesto que él sabe en qué vamos a terminar. ¿Nos convertiríamos así en parias del mundo? Si los padres de la Revolución Norteamericana hubieran pensado de ese modo y hubiesen actuado “prudentemente”, respetando la lógica y la sensata “armonía” del imperio inglés, pues hasta ahora serían la colonia más importante del Reino Unido y no existirían como nación. Si no somos capaces de soportar la rabieta y el odio de aquel que nos dominaba pues no nos merecemos ni la independencia ni el desarrollo.
Muchas gracias.